27 abril 2010

Como elegir una red de mercadeo?

René Mantecon, Conferencista Internacional y uno de los Líderes Latinos más influyentes del Desarrollo Humano en Latinoamérica y Europa, autor de bastantes obras literarias en este tema y estudioso de la Superación Personal y Profesional; así como un extraordinario ser humano con el único objetivo de ayudar a más personas a desarrollar su vida personal y profesional comparte un excelente video con nosotros.

Nunca tengan miedo a equivocarse



Comunismo cubano no tiene
como defender sus ideas

Es increible como algunas personas tratan de defender algo indefendible, no se si realmente piensan que el regimen empobrecedor al que están adscritos realmente les parece lo mejor que hay en el mundo o es que los que están en el poder no se dan cuenta ya que tienen mucho más que el pueblo. De repente es debido a que nunca estuvieron en la posición de un cubano común y corriente pasando las penurias que pasan.

Están circulando en el  internet unas cartas que fueron cruzadas entre Silvio Rodríguez, cantautor cubano y ex diputado del gobierno castrista el cual defiende el régimen comunista de izquierda cubano y Carlos Alberto Montaner, periodista cubano que fugó de su país y ganó de el premio Juan de Mariana por su defensa a la libertad. Esta es una perspectiva única ya que vemos como dos cubanos ilustres discuten sobre el futuro de su país desde dos posiciones opuestas pero que supuestamente al final tienen como único resultado el bienestar de la sociedad.

Este cruce de cartas demuestra simplemente que al final el comunismo no tiene como responder porque no puede competir con la "libertad". De esto se dieron cuenta en la URSS, pero parece que Castro cree que el sí puede. En la unión sovietica, se dieron cuenta que desde todo punto de vista era bueno apoyar a las empresas de un país ya que un gobierno con empresas quebradas es un gobierno quebrado que no tendrá de donde sacar dinero (impuestos) para invertir, una nación que reprime a sus emprendedores está condenada al fracaso ya que no tiene una fuerza empresarial que le pueda aliviar el problema del derecho al trabajo. Para leer más de cómo de comporta la nación cubana click acá.

Si uno compara el sector publico y privado de cada país, se dará cuenta que el sector privado es gigante y mucho más eficiente a comparación del Estado. Pregunto: De donde sacaría un país dinero para hospitales, colegios, alimentación, viviendas, vestido, etc. si nadie le dá impuestos. Por lo tanto, el acto de una nación de prohibir ganar dinero y trabajar libremente a sus empresarios y gente en general podría ser catalogado como Hara-Kiri ya que es un acto en contra de la libertad y desde el nacimiento nosotros los seres humános somo libres.

A continuación pongo las epistolas cursadas entre Silvio Rodriguez y Carlos Alberto Montaner.

Round 1
Round 2
Round 3
Round 4

Fabrizzio Garmendia

22 abril 2010

Respuesta a Silvio Rodriguez

La replica de Silvio Rodriguez y la segunda respuesta de Carlos Alberto Montaner


Carta del 31 de marzo de 2010 [De Silvio Rodríguez a Carlos Alberto Montaner]

Preguntas de un trovador que sueña (a Bertold Brecht, por sus Preguntas de un obrero que lee)

Si el flautista de Hamelín partiera con todos nuestros / hijos ¿comprenderíamos que se nos va el futuro? / Si ese futuro que se nos va supiera adónde lo lleva el / flautista de Hamelín ¿partiría con él?

Si un huelguista de hambre exigiera que Obama levantara / el bloqueo ¿lo apoyaría el Grupo Prisa?

Si los miles de cubanos que perdimos familia / en atentados de la CIA hiciéramos una carta de denuncia / ¿la firmaría Carlos Alberto Montaner?

Si algunas firmas meditaran antes de condenar las / cárceles ajenas ¿resultarían incólumes las propias?

Si un líder del norte es un líder / ¿por qué es caudillo el que nació en el sur?

Si la política imperial es responsable de algunas de / nuestras desgracias ¿no deberíamos liberarnos también / de esa parte de la política imperial?

Si condenamos la guerra fría ¿nos referimos a toda / o sólo a la porción ajena?

Si este Gobierno ha sido tan malo ¿de dónde / ha salido este pueblo tan bueno?

Aborto (marque con una cruz): / asesinato, hedonismo, piedad

Homosexuales (marque con una cruz): / Elton John advierte que Cristo era gay

¿Quién le importa al PP? (marque con una cruz): / ¿Zapata o Zapatero?

Si la Casa Blanca devolviera Guantánamo y acabara el / embargo ¿qué posición (común) adoptaría / el Kama-Sutra europeo?

Si el que hoy maldice ayer bendijo / ¿con quién pasó la noche?

Si de veras nos haría tanto daño una amnistía / ¿por qué no me lo explican?

Si la suma de ambas intransigencias nos extingue y la / nada baldía nos arrastra al pasado ¿nuestros hijos / tendrán lo que merecen?

¿Qué pasa con los negros? ¿Qué pasa con los amarillos? / ¿Qué pasa con los blancos?

¿Qué pasa con los rojos, con / los azules e incluso con los hombrecillos verdes?

Si alguien roba comida y después resulta que no da la vida / ¿qué hacer?

Si otro Martí naciera entre nosotros ¿podría ser / emigrante, rapero, cuentapropista, ciudadano provincial / en una chabola periférica?

Patria, Universo, Vida, respeto al semejante / y todos Venceremos un poquito


Carta del 1 de abril de 2010 [De Carlos Alberto Montaner a Silvio Rodríguez]

El cantautor Silvio Rodríguez me ha hecho una pregunta públicamente. Se la voy a responder. Es un magnífico y admirado compositor al que debe tomársele en cuenta. Dice Silvio: "Si los miles de cubanos que perdimos familia en atentados de la CIA hiciéramos una carta denuncia ¿la firmaría Carlos Alberto Montaner?". La pregunta forma parte de lo que parece ser un poema o la letra de una canción inédita. El texto se titula "Preguntas de un trovador que sueña" y está disponible en un website llamado Kaosenlared.net, vertedero ideológico en el que es posible leer elogios a los narcoterroristas de las FARC o a los asesinos de ETA, pero donde, de vez en cuando, aparecen críticas lúcidas a la dictadura cubana.

Por supuesto, Silvio: yo firmaría esa denuncia. La CIA, como todos los servicios de inteligencia, ha hecho cosas deplorables que merecen ser censuradas. Y las ha hecho el ejército norteamericano cuando maltrató cruelmente a los prisioneros. Y las sigue haciendo el Departamento de Justicia de Estados Unidos, y hasta la Corte Suprema, cuando priva a ciertos detenidos del amparo de la ley. Todo eso, incluida la pena de muerte, me parece abominable y contrario a un verdadero Estado de Derecho en el que se respeten las libertades individuales.

Ahora, Silvio, me toca preguntarte a ti: ¿firmarías una carta en la que se denunciaran los atropellos a los presos políticos cubanos y el acoso a las Damas de Blanco? Una carta en la que mostraríamos nuestro respeto por Orlando Zapata Tamayo, Guillermo Fariñas y todo aquel dispuesto a morir defendiendo su dignidad de ser humano. Una carta en la que solicitaríamos la condena a los policías responsables de la muerte de 41 infelices, la mayor parte niños y mujeres, que huían de Cuba en un barco en la madrugada del 13 de julio de 1994. Una carta en la que los cubanos les pediríamos perdón a los somalíes por la matanza de miles de personas llevada a cabo en 1977 y 78 por el ejército cubano en la Guerra de Ogadén, cuando Cuba se alió a la dictadura etíope. Una carta en la que se condenara la censura, el dogmatismo, el partido único, la persecución a las personas por tratar de defender sus ideas políticas, sus creencias religiosas, sus preferencias sexuales. Una carta en la que les dijéramos a los hermanos Castro que 51 años es un periodo demasiado prolongado para continuar imponiéndoles a los cubanos un sistema fallido y cruel en el que ya casi nadie cree, comenzando por ti, Silvio, y por tu talentoso hijo "Silvito", músico, como tú, a quien apodan "el Libre" para diferenciarlos, porque Silvito ha decidido cantar y decir lo que piensa.

Voy a contestar por ti, Silvio: yo creo que la firmarías. Y creo que la firmaría el 90% de los cubanos, hartos ya de esa vieja dictadura de difuntos y flores. Y te diría más: es importante que todos los cubanos interesados en salvar el futuro (porque el pasado lo hemos hecho añicos irremediablemente), los de la oposición democrática y los reformistas del régimen, como es tu caso, se encuentren en un punto medio para buscar una salida a la trampa que nos van a legar los hermanos Castro cuando decidan morirse y nos dejen como herencia un manicomio empobrecido y sin ilusiones patrullado por una legión de policías corruptos.

Hace pocas fechas dijiste que a la palabra "Revolución" hay que quitarle la "R" para comenzar a evolucionar. De acuerdo. ¿Cómo se hace ese prodigio? Se hace vaciando las cárceles de presos políticos, permitiendo la libre expresión de las ideas y la asociación espontánea y sin coacciones de las personas. No se trata de determinar ahora hacia dónde debe ir el país. Lo que se impone en este momento es abrir los cauces de participación para que los propios cubanos cambien todo lo que haya que cambiar y decidan democráticamente el rumbo que debe seguirse. Después, poco a poco, sin violencia, sin revanchas, pacíficamente, elección tras elección, las piezas irán cayendo en su lugar hasta que salgamos de la etapa actual y la sociedad, si así lo decide libremente, redefina el Estado y el perfil de la convivencia.

¿Hacemos esa carta juntos? Atrévete.

Carlos Alberto Montaner
Miami.
Segunda Respuesta a Silvio Rodriguez

La replica de Silvio Rodriguez y la segunda respuesta de Carlos Alberto Montaner

Replica a Carlos Alberto Montaner

Montaner:
Mi hijo Silvio-Liam es una voz que comienza a extender sus verdades. El ama a nuestro Apóstol, no le resulta incómodo, no desea borrarlo de la Historia. A él no le crispa que Martí haya dicho: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas”. Él escogió ponerse “el libre” por no sentirse atado. Asume haber nacido así y su padre aplaude que lo sienta y lo diga en su clave generacional.

Desconoces la razón de un joven, pero intentas apropiártelo. No pareces comprender mucho lo que aseguras defender. ¿Será costumbre tuya?

Diseñas una Cuba distorsionada que propagan las monstruosas cadenas. Cortando y pegando repartes un odio que ha derribado aviones llenos de inocentes. Siempre he reprobado el hundimiento del remolcador “13 de marzo”. Pero quién va a creer que te importan los muertos somalíes, cuando no te interesan los cubanos que dieron su vida por un fingido prócer. A mí me conforta saber que no fue en vano el sacrificio de los caídos en Angola. No sólo porque los haya visto combatir y morir pobres y limpios, sino porque fueron consagrados en la eternidad por Nelson Mandela.

Atrévete, Carlos Alberto, a afirmar que Mandela mintió cuando dijo que la presencia cubana en África significó el principio del fin del apartheid.

Sé que tus argucias serán multiplicadas mil veces más que cualquier verdad desde Cuba. Desde esta dignidad cercada continuaré cantando lo que pienso: Sigo con muchas más razones para creer en la Revolución que en sus detractores. Si este gobierno es tan malo ¿de dónde salió este pueblo tan bueno?

Atrévete un día a respetar al prójimo. Atrévete a expulsar la soberbia. Atrévete a merecer un pueblo como este.

La Habana, Cuba.



Segunda Respuesta de Carlo Alberto Montaner

Estimado Silvio Rodríguez,
Me has respondido con cierta vehemencia. No te gustó mi anterior contestación a una pregunta tuya. Ojalá estos papeles tengan mejor suerte. Mi intención no es hostilizarte, sino conversar civilizadamente. Veamos.

Dices: “Mi hijo Silvio-Liam es una voz que comienza a extender sus verdades. El ama a nuestro Apóstol, no le resulta incómodo, no desea borrarlo de la Historia. A él no le crispa que Martí haya dicho: “Viví en el monstruo y le conozco las entrañas”. Él escogió ponerse “el libre” por no sentirse atado. Asume haber nacido así y su padre aplaude que lo sienta y lo diga en su clave generacional”.

Yo también, Silvio, respeto la memoria de Martí, el más ilustre de todos los cubanos, pero no sólo el que, con bastante sagacidad y razón, temía los impulsos imperialistas de Estados Unidos a fines del siglo XIX, sino, además, el que criticó severamente a Marx y alabó a los empresarios con iniciativa al grado de afirmar: “Pero los pobres sin éxito en la vida, que enseñan el puño a los pobres que tuvieron éxito; los trabajadores sin fortuna que se encienden en ira contra los trabajadores con fortuna, son locos que quieren negar a la naturaleza humana el legítimo uso de las facultades que vienen con ella".

Como coincido con Martí, Silvio, y no con Fidel, a mi me parece muy bien que alguien con tu talento haya podido enriquecerse legítimamente, tener propiedades dentro y fuera de Cuba y poseer una próspera empresa de grabaciones construida con el producto de su esfuerzo. Lo que quisiera es que ese privilegio que te han concedido se convierta en un derecho y se extienda a todos los cubanos. Es cruel y terriblemente empobrecedor que tanta gente talentosa y con iniciativa, como hay en Cuba, tenga que vivir subordinada a los caprichos de los comisarios y los burócratas.
Pero volvamos a la generación de tu hijo, la de Silvito “el Libre”, que es, también, la de los míos, y la de Yoani Sánchez y Gorki Águila. ¿No te parece criminal que esos jóvenes estén obligados a suscribir las ideas y prejuicios de unos confundidos octogenarios, paralizados por el miedo y el dogmatismo, que adquirieron sus juicios morales y su percepción de la realidad y de los conflictos sociales hace sesenta años, en otras circunstancias radicalmente diferentes? Tenemos que liberar a las jóvenes generaciones de esa carga nefasta para que sean capaces de construir libremente sus vidas. Eso es urgente.

Sigo con tu carta. Dices: “Diseñas una Cuba distorsionada que propagan las monstruosas cadenas. Cortando y pegando repartes un odio que ha derribado aviones llenos de inocentes. Siempre he reprobado el hundimiento del remolcador 13 de marzo”.

¡Ay, Silvio! ¿Diseño una Cuba distorsionada? ¿Te parece poco que, desde que se instauró la revolución, hace ya más de medio siglo, el 20 por ciento de la población ha huido a bordo de cualquier cosa, pagando el intento con varios miles han muertos? ¿Son falsos los fusilamientos, los maltratos en las cárceles, los actos de repudio a quienes se atreven a criticar al régimen? ¿Es mentira la censura?

¿Recuerdas cuando apaleaban a los cubanos por quererse ir del país en aquellos “actos de repudio”, que no han cesado nunca porque hoy los organizan contra las Damas de Blanco y los demócratas de la oposición? ¿Se te ha olvidado como encerraban a los homosexuales en campos de concentración, como los echaban de la Universidad tras humillarlos públicamente? ¿No es verdad que en la primavera del 2003 encarcelaron y condenaron a penas de hasta 28 años de cárcel a 75 personas por prestar libros prohibidos, pedir un referéndum y escribir crónicas en los diarios extranjeros?

¿Qué tiene que ver la denuncia de esas monstruosidades con el condenable derribo de un avión de “Cubana de Aviación” lleno de inocentes, crimen que me parece repugnante? Tú condenas, y yo creo en tu sinceridad, el hundimiento del remolcador “13 de marzo” y el asesinato en ese episodio de 41 personas, pero ¿por qué no alzaste tu voz en la Asamblea Nacional del Poder Popular para denunciar el crimen? Eras un diputado, un representante de la sociedad. ¿Por qué callaste? Si quienes pueden hablar no se atreven a hacerlo se convierten en cómplices de la barbarie y contribuyen a perpetuarla. Quienes desean cambios deben proclamarlo con valentía.

Y luego dices: “Pero quién va a creer que te importan los muertos somalíes, cuando no te interesan los cubanos que dieron su vida por un fingido prócer. A mí me conforta saber que no fue en vano el sacrificio de los caídos en Angola. No sólo porque los haya visto combatir y morir pobres y limpios, sino porque fueron consagrados en la eternidad por Nelson Mandela. Atrévete, Carlos Alberto, a afirmar que Mandela mintió cuando dijo que la presencia cubana en África significó el principio del fin del apartheid”.

Claro, Silvio, que me importan los miles de muertos somalíes exterminados por el ejército de Cuba en una guerra desigual y sin piedad que nada tenía que ver con la lucha contra el apartheid y sí con darle una victoria a la dictadura etíope, entonces aliada de la URSS. Como me importan, y mucho, los tres mil cubanos que dejaron la piel en África, sólo porque Fidel Castro, sin consultar con nadie, ni siquiera con el Partido Comunista, decidió convertirse en un líder planetario y transformó a la pobre Cuba en la punta de lanza de sus apetencias de renombre internacional y en el peón más agresivo y oportunista de la Guerra Fría.

¿Para qué tanto sacrificio? Al final, las tropas cubanas, entre otras ironías de esa insensata carnicería, acabaron custodiando los intereses petroleros norteamericanos en la zona de Cabinda, y hoy Angola es una nación capitalista deseosa de olvidar los años en los que planeaba construir un estado calcado del modelo soviético. En Angola ya nadie recuerda aquel proyecto revolucionario por el que murieron tantos cubanos inútilmente.

¿No crees que es hora de poner punto final a la utilización del pueblo como carne de cañón para saciar las ansias de notoriedad de una camarilla sedienta de poder y gloria? ¿No crees que el arrendamiento de profesionales cubanos para pagar deudas, como si fueran esclavos, en nombre de la solidaridad internacional, es una ofensa profunda al honor nacional?

Mi admirado Mandela, Silvio, no mintió: tiene, sencillamente, un ángulo diferente al mío sobre el papel de las tropas cubanas en África. En todo caso, lo que me emociona de Nelson Mandela no es su discutible opinión sobre el rol de las tropas cubanas en ese continente, sino esa democracia y esa libertad sin ira que les llevó a todos los sudafricanos en lugar de seguir el ejemplo totalitario de Fidel.

Terminas tu carta de una forma curiosa: “Sé que tus argucias serán multiplicadas mil veces más que cualquier verdad desde Cuba. Desde esta dignidad cercada continuaré cantando lo que pienso: Sigo con muchas más razones para creer en la Revolución que en sus detractores. Si este gobierno es tan malo ¿de dónde salió este pueblo tan bueno?"

Concuerdo contigo, Silvio, en que la prensa libre será más generosa con mis explicaciones que con las tuyas, pero no es tu culpa. El mundo al que se adscribía la revolución cubana se derrumbó con el Muro de Berlín y hoy esa dictadura es sólo un viejo y desacreditado fósil, apenas emparentado con Corea del Norte, porque ya ni siquiera China y Vietnam son regímenes comunistas, aunque, lamentablemente, sigan siendo dictaduras gobernadas por un partido único con mano de hierro.

No obstante, me parece legítimo que continúes cantando lo que piensas e insistas en defender la revolución y la dictadura comunista. Ese es tu derecho. Te diré más: la Cuba con la que sueñan millones de cubanos debe ser un país en el que tú puedas cantar lo que piensas, pero en el que también quepan Gloria Estefan, Willy Chirino, Paquito D´Rivera y Los Aldeanos. Una Cuba sin exclusiones.

Entre todos, Silvio, tenemos que forjar esa Cuba tolerante en la que no se persiga a nadie por manifestar sus ideas. No te equivocas cuando dices que el cubano es un pueblo “bueno”. Todas las dictaduras comunistas padecían malos gobiernos, pero tenían pueblos buenos en los que no faltaban los Sajarov, los Walesa y los Havel. En Cuba también abunda esa clase de héroes. Muchos están presos.

Tenemos que encontrarnos en un claro de la historia patria para darnos ese abrazo de reconciliación, libertad y cambio que casi todos anhelamos. Saltemos sobre nuestras diferencias, Silvio, y hagamos un mundo mejor para nuestros hijos. Un mundo democrático y libre, como esas veinte naciones que están a la cabeza del planeta; esas veinte naciones a las que quieren escapar tantos cubanos jóvenes, como tú mismo acabas de advertir muy preocupado. Entre todos, Silvio, pacíficamente, podemos cambiar nuestro destino y salvar el futuro.

Con genuina cordialidad cívica,

Carlos Alberto Montaner

21 abril 2010

Tercera Respuesta a Silvio Rodriguez

La replica de Silvio Rodriguez y la tercera respuesta de Carlos Alberto Montaner

  
Carta del 9 de Abril de 2010 [De Silvio Rodriguez a Carlos Alberto Montaner]

La Habana, 9 de abril de 2010

Montaner:
Sé que, cuando Marx murió, Martí le dedicó algunas frases de homenaje, si mal no recuerdo “por haberse puesto de parte de los pobres”. Por favor, ilústrame y muéstrame las “críticas severas” del Apóstol al autor de El Capital.

Montaner:
Antes de la Revolución, la mayoría de los cubanos no podía ni soñar con tener casa propia. Mi familia entre ellos. El único inmueble que ahora mismo poseo es mi casa. Infórmate mejor, porque hasta el día de hoy no tengo propiedades o empresas en Cuba o en el extranjero.

Montaner:
En algunas entrevistas y canciones, a través de una trayectoria de más de 40 años, he señalado lo que he considerado criticable del proceso revolucionario. En otras he apoyado este proceso sin caer jamás en el servilismo o el panfleto. No hay dualidad en esto. En ambas facetas soy el mismo cubano pretendiendo asistir a los suyos.

Montaner:
No me molesta un gobierno de ancianos. En muchas culturas antiguas tener edad, por la sensatez inmanente, era un requisito para gobernar. Acuérdate de que tú también adquiriste tus “juicios morales, tu precepción de la realidad y de los conflictos sociales” hace medio siglo. No pretendas venderte como prospecto de la generación del dos mil, que no te queda bien.

Montaner:
Los fusilamientos se originaron en los primeros meses de la Revolución, contra criminales de guerra del batistato: torturadores y asesinos probados en los juicios que el pueblo de Cuba miró sobrecogido. La guerra despiadada que nos impuso la CIA obligó al gobierno a mantenerla como medida persuasiva. Con los años me he dado cuenta de que la pena de muerte es algo que debiera abolirse en todo el mundo, por incivilizada. Estoy convencido de que el cese de las hostilidades contra Cuba sería el principio del fin de la pena de muerte en nuestra Patria.

Montaner:
La oposición, en las prisiones, enfrenta el mismo drama que en las calles: no tienen pueblo, sus posiciones los alejan de las masas. En el 2008 más de treinta artistas e intelectuales visitamos 16 prisiones y cantamos ante más de 40 mil reclusos. Los malos tratos que ustedes manifiestan no tienen nada que ver con la mucha preocupación que vimos en las autoridades carcelarias de todos los penales que visitamos. El mismo hecho de que exista un movimiento de aficionados tan poderoso en las prisiones cubanas contradice profundamente la versión que ustedes propagan.

Montaner:
No estoy de acuerdo con los actos de repudio, pero otros cubanos se indignan hasta el punto de cometerlos. Los cubanos de Miami hacen lo mismo. Debe ser la parte triste de nuestro karma. Encuentro lógico que las madres y esposas de los presos se preocupen por sus familiares y que lo manifiesten. No me parece muy honesto que reciban ayuda económica de otro gobierno y mucho menos de connotados terroristas, como parece ser el caso de ciertas señoras. La censura, como en otros países, existe en Cuba. Y ahí donde estás ahora mismo, existe también, sobre todo para los que no piensan como tú.

Montaner:
Me parece que no te corresponde decir lo que recuerdan los angoleños. A mí me consta que recuerdan mucho y bien la desinteresada ayuda de los cubanos. En Cuba nunca se ha usado una gota de combustible de Cabinda, donde estuve personalmente y vi caer a hombres extraordinarios, defendiendo ese petróleo para que una Angola soberana decidiera su suerte.

Montaner:
Si tanto deseas que Cuba sea mejor, cambia tu lógica y empieza a luchar contra el bloqueo. El bloqueo es genocida, inmoral, impresentable. Mientras exista será la justificación para no bajar ni un ápice la tensión defensiva. Si quieres tanto a los somalíes, supongo que debes querer al menos igual a los niños cubanos. Pues bien: los niños cubanos, gracias al bloqueo, este año no podrán entrar masivamente a los conservatorios musicales. Y no me vayas a decir que el gobierno cubano se volvió loco y ahora quiere destruir lo que construyó. En tus manos queda hacer felices a cientos de miles de niños del país en que naciste.

Por eso, Montaner:
Lucha contra el bloqueo para que el talento que lleva 50 años floreciendo no se frustre.

Con probada vocación patriótica e internacionalista,

Silvio Rodríguez Domínguez.

PD: La todopoderosa “Gran Prensa” que te apoya ya empezó a publicar versiones convenientes de este careo. Sé demócrata cabal (y cívico) y pídeles que muestren íntegras mis palabras.



Carta del 13 de Abril de 2010 [De Carlos Alberto Montaner a Silvio Rodriguez]

Carlos Alberto Montaner
Madrid, 13 de abril de 2010

Estimado Silvio Rodríguez:
Celebro que mantengamos este intercambio epistolar. No creo, como afirmó el profesor Emilio Ichikawa con humor, que es un diálogo imposible porque yo no canto y tú no piensas. Es verdad que yo no canto, pero es evidente que tú piensas. Sé que para ti esta polémica tiene un costo en fricciones y presiones. Conozco el paño. Pero esto sí va siendo una batalla de ideas y no esos aburridos monólogos propagandísticos a que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación cubanos. Ya les he pedido a todos los websites a los que estoy vinculado y con los que tengo buenas relaciones que reproduzcan tus textos completos. Si entras en www.carlosalbertomontaner.com o en www.firmaspress.com podrás confirmarlo. Les he solicitado a los diarios que publican mi columna que no olviden incluir tus escritos. Espero que tú hagas lo mismo con Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores y el resto de los sitios de Internet vinculados al régimen cubano y a su aparato de información.

Silvio:
Como te veo tan firme en tu deseo de comunicar tus ideas y de informarte sin obstáculos ni censuras, creo que debes pedir pública y enérgicamente esos mismos derechos para el resto de nuestros compatriotas. Eso es lo honorable. Debes encabezar esa protesta para que Yoani y los periodistas independientes puedan divulgar sus textos sin ser encarcelados, golpeados o amenazados por la policía. Tras leer lo que escribes, estoy seguro de que te parece repugnante que la policía política se dedique a impedir que los cubanos oigan estaciones de onda corta, vean por cable los canales de la televisión extranjera y se vinculen a Internet. No es justo que sólo tú, Amaury Pérez y otros pocos privilegiados tengan acceso a esas fuentes de información. Eso debes denunciarlo. Es un escandaloso agravio comparativo.

Silvio:
Por supuesto, es importante –luego explico por qué— que conozcas las críticas de José Martí a Marx y al socialismo. Cuando murió el pensador alemán en 1883, Martí, que no ignoraba su obra, escribió una frase perfecta para precisar su juicio crítico: “Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que señala el daño y arde en ansias generosas de ponerle remedio, sino el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres”.

Es decir, Martí, como cualquier persona compasiva, admiraba las intenciones de Marx, pero como cualquier persona sensata y conocedora de la naturaleza humana, censuraba sus métodos violentos. Razonamiento que reitera años más tarde en una carta a su amigo Fermín Valdés Domínguez: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras: el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en los que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados…”.

Silvio:
Como has dedicado una de tus más bellas canciones al Mayor General Ignacio Agramonte, tan admirado por Martí, el gran héroe militar y civil de la Guerra de 1868, te transcribo un párrafo de lo que Agramonte, y probablemente muchos de los jefes insurrectos más educados, pensaban del centralismo y del comunismo: “La centralización hace desaparecer ese individualismo, cuya conservación hemos sostenido como necesaria a la sociedad. De allí al comunismo no hay más que un paso; se comienza por declarar impotente al individuo y se concluye por justificar la intervención de la sociedad en su acción destruyendo su libertad, sujetando a reglamento sus deseos, sus pensamientos, sus más íntimas afecciones, sus necesidades, sus acciones todas”.

Hay otros pasajes muy reveladores que muestran el rechazo del Apóstol al colectivismo (como la reseña que Martí le hace a La futura esclavitud de Herbert Spencer), pero a estas alturas discutir lo que Martí pensaba de Marx y del socialismo sería un ejercicio académico casi inútil, si no fuera porque Fidel Castro ha montado la legitimación histórica de su dictadura sobre la falsificación del pensamiento de Martí.

Silvio:
El absurdo silogismo que Fidel les ha impuesto a los cubanos, y que espero que tú, como persona inteligente, no suscribas, tiene la siguiente secuencia: la revolución tomó el curso marxista porque ésa, o muy cercana a ésa, era la ideología de Martí; quienes gobernaron la República, entre 1902 y 1958, traicionaron el ideario martiano; los revolucionarios que derrotaron a Fulgencio Batista, y desde entonces controlan el país, son los verdaderos herederos del espíritu de Martí y de los mambises que pelearon contra España por la independencia.

El colofón de esta disparatada fantasía histórica, absolutamente alejada de la verdad, es que la autoridad moral para mandar a los cubanos la tiene Fidel Castro con carácter permanente porque él es el descendiente directo de Martí, una figura por la que los cubanos tenemos una devoción especial, ergo su estirpe moral, la de Fidel, es la de los luchadores independentistas del siglo XIX.

Silvio:
No es cierto: las raíces del régimen cubano están en las supersticiones del marxismo-leninismo, en el modelo de gobierno calcado de la Unión Soviética, y en las prácticas de control político aprendidas del KGB. Martí,
que era un demócrata liberal convencido de las virtudes republicanas, creyente en la existencia de los derechos naturales, no tiene la menor responsabilidad en este engendro. Fueron Fidel, Raúl y el Che los que traicionaron un movimiento insurreccional que prometía elecciones democráticas, libertades y la vuelta a la Constitución de 1940. Lejos de venir de Martí, la dictadura de los Castro traicionó el ideario martiano. ¿Recuerdas cuando Fidel, al principio, juraba una y otra vez que ni él ni la Revolución eran comunistas?

Silvio:
Es verdad que muchos cubanos no tenían casa propia. La nuestra, la que visitaba Fidel para conversar con mi padre, su amigo, en la calle Tejadillo, y a donde alguna vez acudió junto a mi tío Pepe Jesús Ginjaume Montaner, jefe de Fidel en la violenta organización llamada Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR), también era alquilada. ¿Y qué? Celebro que hayas podido comprar una casa con el fruto de tus éxitos. Pero, ¿la puedes vender? ¿Puedes disponer de ella como en los países libres disponemos de las propiedades? Si es así, gozas de un raro privilegio. En cambio, si te sucede como al resto de los cubanos, no has comprado una casa, sino el precario derecho a usar una vivienda en las condiciones que el gobierno dispone. Cuba, además, debe ser el único país de Occidente en el que un buen profesional, trabajador, prudente y ahorrativo, no puede adquirir propiedades con el fruto de su esfuerzo porque el gobierno lo impide. No todos tienen tu suerte.

Silvio:
Los cubanos quieren tener propiedades realmente. Quieren poder venderlas y comprarlas sin que el Estado los persiga. Quieren abrir sus propios negocios, como hacen los extranjeros. Quieren retomar el control de sus vidas, secuestradas por los burócratas del Partido bajo la vigilancia de la policía política. Quieren generar riqueza y disfrutarla. ¿Por qué los jugadores de béisbol o los boxeadores no pueden explotar su talento en el extranjero en su propio beneficio sin ser tratados como traidores por el gobierno? ¿Por qué para poder vivir bien tienen que arriesgarse a navegar en una balsa hasta la Florida o “desertar” en un viaje al extranjero? ¿Cómo se puede defender un régimen que declara que el cerebro de la Dra. Hilda Molina (entre mil ejemplos) le pertenece a la revolución y la deja retenida en Cuba durante más de una década sin poder usar ni su cerebro ni sus hábiles manos de neurocirujana? ¿No te resulta eso un atropello abominable contra el derecho de las personas a definir y buscar su propia felicidad?

Silvio:
Supongo que una parte importante de tus ingresos deriva de los dólares o euros que recibes en calidad de derechos de autor. Eso me parece muy bien, pero ¿qué pasa con ese 99.99% de cubanos a los que solamente les pagan en pesos? Oficialmente, el peso y el CUC, que es la divisa convertible cubana, valen aproximadamente lo mismo. El salario promedio de los cubanos es de unos 300 pesos. Sin embargo, en el mercado paralelo, que es oficial y es el de verdad, el que cuenta, el cambio es de 20 a 1. Los cubanos ganan, realmente, unos cincuenta centavos de dólar al día. Es la estafa perfecta, Silvio. El gobierno, como los peores tahúres, maneja dos monedas: a los obreros cubanos les pagan por su trabajo con la moneda mala, pero les venden los productos apetecibles en la buena.

Silvio:
Dices que has señalado lo que te parece criticable del proceso. No me consta. Ojalá. Como soy admirador de tu obra conozco varias de tus canciones, pero no todas. No sé si alguna vez alzaste tu voz en el parlamento contra la represión y la censura, o si escribiste alguna canción en defensa del proletariado esquilmado y sin derechos, pero, si ocurrió, yo no tuve noticias. Ignoro si alguna vez te inspiraste en los miles de balseros ahogados tratando de alcanzar la libertad. No recuerdo una sola línea tuya en defensa de los héroes de la revolución fusilados o encarcelados por la dictadura. Ojalá existan esos testimonios.

Silvio:
No estoy hablando de los militares de Batista, que fueron, por cierto, condenados a muerte o a largas penas en juicios sumarios sin garantías, sino de Huber Matos, Comandante de la Revolución, que pasó 20 años en la cárcel por escribirle a Fidel una carta privada en la que renunciaba al Ejército Rebelde por no estar de acuerdo con el comunismo. Me refiero a Mario Chanes, que acompañó a Fidel y a Raúl en el asalto al Moncada y luego en la expedición del Granma, y cumplió 30 años de presidio injusto. Me refiero a los cientos de dirigentes y militantes de la revolución a los que la dictadura mató o trituró en las cárceles. Supongo, Silvio, en que concuerdas conmigo en que esa crueldad era criticable. ¿La denunciaste?

Silvio:
Afirmas que no te molesta padecer un “gobierno de ancianos” y me adviertes que yo también formé mis juicios morales, mi percepción de la realidad y de los conflictos sociales hace medio siglo. Pero hay una diferencia, Silvio: el rasgo más evidente y lamentable de los hermanos Castro es la incapacidad para aprender y cambiar. Estos señores, tras medio siglo de fracasos, y tras haber devastado a Cuba con los caprichos más inverosímiles (desde fabulosas vacas lecheras hasta dulces vaquitas enanas y caseras; desde gallineros domésticos hasta hortalizas hidropónicas en el cuarto de baño), continúan aferrados al disparate del colectivismo como objetivo de la sociedad y al palo y a la represión para alcanzarlo.

Silvio:
Estos hermanos son incapaces de aprender. Son autistas políticos indiferentes a la realidad. Confunden la terquedad con los principios. ¿No escuchaste a Raúl, muy ufano, decir recientemente que primero desaparecería la Isla antes que cambiar? Y Fidel lo felicitó al día siguiente, lo que era una forma de felicitarse a sí mismo, porque lleva décadas insistiendo en esa barbaridad, como si la vida de millones de compatriotas les importara un rábano.

Silvio:
Y es que les importa un rábano. ¿Recuerdas –Raúl aludió a aquel episodio muy orgulloso— durante la peligrosísima Crisis de los Misiles de 1962, cuando el mundo estuvo al borde de la destrucción, el mensaje de Fidel a Kruschev pidiéndole que atacara preventivamente a Estados Unidos y desatara la Tercera Guerra mundial, a sabiendas de que en la represalia morirían todos los cubanos? Pero lo terrible no es que entonces aquellos jóvenes desbordantes de testosterona revolucionaria hayan incurrido en esa petición irresponsable y asesina, sino que, medio siglo más tarde, ya ancianos y llenos de nietos, reinciden en la misma imprudencia criminal. Eso es lo grave: no cambian.

Silvio:
Como me comparas con los Castro, porque también a los 67 años ya soy viejo, te explico la diferencia entre los Castro y la mayor parte de los adultos. El problema no está en la edad. Hay viejos como Adenauer, Churchill, De Gaulle o Reagan que sirvieron a sus países en la ancianidad. Como soy un hombre normal, abierto a las influencias exteriores, siempre dispuesto a aprender de la experiencia y a pedir perdón cuando me he equivocado o a revocar decisiones erróneas, he cambiado mucho a lo largo de mi vida y, creo, para bien.

Silvio:
Comencé siendo, como tantos cubanitos ignorantes de hace medio siglo, un “revolucionario” radical confiado en que la justicia y el buen gobierno llegarían a mi país de la mano de un grupo de barbudos bienintencionados. Luego, cuando me desengañé, a base de paredón y calabozo, pasé a ser un socialdemócrata confiado en el papel redistribuidor de un estado justiciero. Más tarde, por las lecturas y la experiencia, me transformé en un liberal convencido de la superioridad moral y práctica de las ideas de la libertad para lograr sociedades más prósperas, libres y habitables. En suma, mientras millones de cubanos, y yo entre ellos, hemos cambiado, estos empedernidos hermanos Castro continúan anclados en el lugar de origen, repitiendo e insistiendo en las tonterías que aprendieron en las conversaciones de café cuando eran unos mozalbetes escasamente instruidos. Eso es gravísimo.

Silvio:
Esa incapacidad para rectificar que tienen estos dos señores (y otros de su entorno) es lo que explica uno de los fenómenos más asombrosos de cuantos ha generado la revolución cubana: el intenso fracaso material que ha provocado. Por primera vez, en los cientos de años que tiene Cuba de historia occidental, tres generaciones sucesivas de cubanos han padecido la extraña experiencia del empobrecimiento progresivo. Mañana siempre es peor que hoy. En Cuba, hasta la llegada de la revolución, la norma era que los padres vivían mejor que los abuelos y los hijos mejor que sus padres. Pero esa tradición terminó cuando estos caballeros tomaron el timón del país y los cubanos aprendieron la amarga lección de que la vida, lejos de mejorar, empeoraba. Hasta Raúl Castro lo ha admitido públicamente, desesperado, cuando manifestó que ni siquiera hay leche para los niños cubanos cuando pasan de los siete años. ¿Te imaginas? Ni un miserable vaso de leche.

Silvio:
Ese es el gobierno más ineficiente que hemos padecido los cubanos en toda nuestra atormentada historia. La calidad material mínima de cualquier sociedad se mide por seis elementos básicos: la alimentación, la vivienda, la electrificación, el transporte, las comunicaciones y el acceso al agua potable. En los seis, la revolución ha transformado la convivencia en una pesadilla. La comida escasea, está racionada, es muy pobre o es inalcanzable para el sueldo miserable de los trabajadores. Hay un déficit de viviendas que excede al millón de unidades, mientras más de la mitad de los hogares están en condiciones deplorables. Cuando falta el subsidio petrolero de Hugo Chávez, como cuando desapareció el que proporcionaba la URSS, cortan la luz intermitentemente. El acceso a teléfonos o correo es de los peores de América Latina, y no digamos Internet, que se obstruye por razones políticas. Las calles, carreteras y transporte público son un castigo demoniaco contra el pueblo. Los acueductos, infectos y rotos, pierden el 60% del agua disponible y la que llega es poca y esporádica. ¿Si en medio siglo de gestión, sin ninguna obstrucción parlamentaria, lejos de solucionar estos problemas esenciales, ese gobierno, minuciosamente torpe, los ha agravado, quién puede creer que, con el mismo sistema, con los mismos métodos y con la misma gerencia, algún día los resultados van a ser diferentes?

Silvio:
Celebro que estemos de acuerdo en que hay que abolir la pena de muerte. Pero no es cierto que esa medida cruel se deba al acoso de la CIA. Tú sabes perfectamente que mucho antes de que el gobierno de Estados Unidos intentara derrocar la dictadura comunista, la revolución, desde su inicio mismo, había fusilado a miles de personas. Tú no ignoras que, incluso antes de triunfar, ya los rebeldes fusilaban sin miramientos en la Sierra Maestra. Los Castro no conocen mejor escarmiento ni mejor forma de intimidación que el paredón. Matan, sencillamente, porque para ellos la vida de los otros no vale nada. Ni siquiera la del general Arnaldo Ochoa y el coronel Tony de la Guardia, sus mejores oficiales.

Silvio:
He oído antes el argumento de que los demócratas de la oposición carecen del apoyo del pueblo. Lo escuché en la España del franquismo donde, en efecto, el Partido Socialista apenas tenía un centenar de miembros activos antes de la desaparición del Caudillo. Lo escuché en Checoslovaquia, cuando se burlaban de la Carta 77 que encabezó mi admirado Vaclav Havel, porque la oposición contra la dictadura comunista apenas llegaba a dos docenas de valientes. ¿Y qué ocurrió cuando se abrieron los cauces de participación y los oprimidos pudieron decir su verdad? Ocurrió que los demócratas instantáneamente se multiplicaron por millones y los partidos oficialistas se encogieron hasta casi desvanecerse en medio de la vergüenza. Ocurrió que el pueblo pudo estrenar su verdadero rostro y manifestar sus creencias reales. En Cuba no será diferente.

Silvio:
Tú opinas que en las cárceles cubanas se trata bien a los prisioneros. ¿Qué es para ti encerrar durante años en un calabozo tapiado, sin luz, en medio de alimañas, casi sin alimentos ni agua, a numerosos presos políticos? ¿Qué son para ti las golpizas a las que los someten? Pero más importante que tu opinión o la mía es la de Amnistía Internacional, la de Human Rigths Watch, la de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. ¿Por qué no deja Cuba que una misión imparcial de la Cruz Roja recorra las prisiones y hable sin testigos con los prisioneros? Hay varios libros estremecedores que describen la vida cotidiana en el presidio político cubano de hombres y mujeres: los escribieron, entre otros, Huber Matos, Jorge Valls, Reinol González, Armando Valladares, Alejandro González Raga y Ana Lázara Rodríguez. Son testimonios terribles e irrefutables.

Silvio:
No te parece honesto que los disidentes y las Damas de Blanco reciban ayuda de otros gobiernos. Sin embargo, sabes que el artículo duodécimo de la Constitución cubana de 1976 dice lo siguiente: “[Cuba] reconoce la legitimidad de las guerras de liberación nacional, así como la resistencia armada a la agresión y a la conquista, y considera su derecho y su deber internacionalista ayudar al agredido y a los pueblos que luchan por su liberación”. Y no ignoras que el régimen cubano ha practicado intensamente ese internacionalismo revolucionario, contribuyendo con adiestramiento, recursos económicos, hombres, armas y explosivos a grupos y movimientos insurreccionales de diversos países del mundo.

Silvio:
Si crees en ese derecho que el gobierno cubano se arroga a practicar el internacionalismo revolucionario y ayudar a sus aliados y correligionarios, por un mínimo de decoro intelectual admitirás el derecho de los países libres a practicar el internacionalismo democrático y a ayudar a los suyos, aunque en el caso cubano apenas se trate de darles a los disidentes pequeñas computadoras, acceso a Internet, material de lectura, teléfonos celulares, algún dinero para sostener a las familias de los presos políticos y apoyo diplomático, porque hace varias décadas que nadie recurre en Cuba a la violencia política. Te recuerdo, además, lo importante que fue la ayuda de la Internacional Socialista y de las Fundaciones alemanas para el establecimiento de la democracia en España tras la muerte de Franco y en Chile durante el referéndum que le puso fin al gobierno de Pinochet. Esa solidaridad no sólo es muy común: es muy conveniente para la libertad de Cuba.

Silvio:
Lo decente es que las fuerzas democráticas del mundo libre ayuden a sobrevivir a las Damas de Blanco y a todos los demócratas de la oposición, al menos hasta que se vacíen las cárceles, puedan organizarse públicamente, participen en la vida pública, formen parte del parlamento y defiendan sus ideas sin el riesgo de ser exterminados. Lo natural es ayudar a las víctimas. Al fin y al cabo, el tejido ideológico de estos disidentes es el mismo que encuentras en el Parlamento Europeo y en la arena política de todos los países libres: democristianos, socialdemócratas, liberales y conservadores. Tenderles una mano solidaria a los disidentes perseguidos dentro de Cuba no sólo es legal, es lo moralmente justificable.

Silvio:
¿Por qué crees que el Parlamento Europeo condenó al gobierno cubano por 509 votos procedentes de todo el arco democrático contra 30 de los comunistas? Lo hizo por solidaridad con sus pares cubanos. Por supuesto que lo ético es que nos ayuden en esta etapa trágica de nuestra historia. A todas estas fuerzas internacionales, convocadas en nuestro auxilio por la oposición democrática cubana del interior y del exterior, les irrita la burla del gobierno de los Castro, capaz de firmar en la Cumbre iberoamericana de Viña del Mar en 1996 su adhesión a los comportamientos democráticos, para luego pisotear ese compromiso, de la misma manera que más tarde ignoró el acuerdo firmado con la ONU en el 2008 de respetar los derechos humanos. Ya se agotó la paciencia internacional con un régimen que no cumple nada de lo que promete.

Silvio:
Dices no estar de acuerdo con los actos de repudio, y te creo, pero no es cierto que ocurran porque “otros cubanos”, espontáneamente, se indignan contra personas como las Dama de Blanco y las agreden. Esos actos están orquestados por la policía política y el Partido Comunista, como puede comprobar cualquiera que entre en el blog de penúltimosdías.com y vea el facsímil de la planilla con las instrucciones para los matones de las turbas conocidas como “Brigadas de respuesta rápida”. Deben llevar “palos, cabillas y cables” para golpear a cualquiera que se manifieste. Son operaciones parapoliciacas y ni siquiera son novedosas: en todas las dictaduras comunistas y fascistas han existido variantes de este procedimiento de control social. No me detengo a refutar la equivalencia que haces con las manifestaciones anticastristas de los cubanos de Miami porque me parece una broma. Las diferencias son abismales.

Silvio:
Y llegamos al tema del bloqueo, tu plato fuerte. Me pides que me manifieste contra el bloqueo. Por supuesto que lo haré. Yo también quiero que se elimine, pero antes tenemos que dejar aclarados varios aspectos de este asunto. En primer término, como los cubanos sabemos muy bien, Estados Unidos es el principal vendedor de alimentos a Cuba, mientras las remesas de los exiliados constituyen una de las primeras fuentes de ingreso de la Isla. Asimismo, Estados Unidos es el único país que alivia las presiones migratorias que sufre el gobierno cubano otorgándole nada menos que 20,000 visas todos los años. En esas condiciones, hablar de un embargo, y mucho menos de un bloqueo, es una exageración. De los siete mil millones de personas que pueblan el planeta, Cuba puede comerciar, y comercia, con seis mil setecientos. De los dos centenares de estados organizados que existen en el mundo, Cuba puede comerciar, y comercia, con 199 que representan el 75% del PIB planetario.

Silvio:
Ninguna persona informada pone en duda que el desastre económico cubano se debe, fundamentalmente, a la inherente improductividad de los sistemas colectivistas de corte marxista-leninista, sumada, en este caso, a la caprichosa e incompetente gerencia revolucionaria. No es el bloqueo. Como se ha probado hasta la saciedad, el colectivismo autoritario es un modelo económico fallido. Basta con comparar a las dos Corea o las dos Alemania para comprobarlo.

Silvio:
En todo caso, hay dos maneras de enfrentarse al embargo. Una es puramente propagandística, encaminada a culpar a Estados Unidos del horror de la pobreza cubana, pero sin el deseo real de que sea eliminado. Es en ésa en la que se entretiene el gobierno de La Habana y en la que invierte un notable caudal de recursos y energía. El otro camino, el serio, el de quienes queremos que realmente se levante, es el que te describo a continuación.

Silvio:
Para levantar el embargo, el gobierno cubano no puede saltarse a la oposición democrática. Tiene que pactar. Es el eficiente lobby de los cubano-americanos y son las hábiles maniobras de los legisladores de este origen lo que mantiene vigente esas medidas en la administración norteamericana. Si la dictadura realmente desea que se levante el embargo, sólo tiene que hacer cuatro concesiones totalmente razonables que le ganarán el aplauso universal:

  • Amnistiar a los presos políticos. 

  • Concederles a los cubanos el derecho de libre asociación.

  • Permitirles que se expresen libremente.

  • Acabar con el embargo interior y dejar que los cubanos libremente entren en Cuba o salgan de ella.
Silvio:
Me dirás que estás de acuerdo con esas medidas, pero que te parece abusivo que se le exija a Cuba lo que no se le exige a China. A lo que te respondo que las transacciones políticas no se dan en el marco abstracto de la filosofía, sino en el de las realidades, y es una necedad ignorar esta verdad. ¿El gobierno cubano quiere realmente que se levante el embargo o todo lo que pretende es jugar con la propaganda?

Silvio:
Como consecuencia de la larga dictadura de los Castro, el 20 por ciento de los cubanos han tenido que emigrar a Estados Unidos durante medio siglo y allí han adquirido poder y han aprendido a usarlo, como hacen los judíos con relación a Israel y los afroamericanos con respecto a África. El régimen cubano no ha podido ni podrá vencer ese obstáculo, a menos que decida hablar con su propio pueblo. No es cuestión de dar gritos, insultar a sus oponentes y montar campañas estridentes, sino de conversar con serenidad.

Silvio:
Lo sensato, para terminar con el embargo y para solucionar los problemas del país, es que gobierno y oposición se sienten de buena fe a hablar civilizadamente con un temario abierto. Estoy seguro de que en un plazo corto una relación de ese tipo rendirá sus frutos, se levantará el embargo y estaremos en el camino de la concordia. Me imagino que muchos reformistas dentro del régimen estarán de acuerdo conmigo y deseosos de que comience cuanto antes ese proceso.

Silvio:
Te propongo, con la mejor buena fe, que creemos los dos un comité para luchar conjunta y simultáneamente contra el embargo norteamericano, a favor de conceder la amnistía a los presos políticos, a favor de otorgar el derecho a la libertad de asociación y expresión, a favor de que los cubanos puedan entrar y salir libremente de Cuba. Ese comité pudiera ser el comienzo de la reconciliación, la paz y el progreso para nuestro país que los dos deseamos. Conquistemos juntos un futuro mejor para nuestros hijos.

Espero tu respuesta con mucho interés. Va un abrazo cívico y cordial,

Carlos Alberto Montaner
Cuarta Respuesta a Silvio Rodriguez


Cuarta Carta de Silvio Rodriguez a Carlos Alberto Montaner y la respuesta

Silvio Rodríguez: Cuarta carta a Carlos Alberto Montaner (13 de abril-2010)

Montaner:
Veo que te estás esforzando, pero yo no puedo pasarme la vida en esto, que para ti es como ir a tu oficina y para mí significa ausentarme de mi trabajo. Me despido con la misma propuesta que ya hice: abandona la guerra fría,ponte a luchar contra el bloqueo, hazle bien a la niñez de esta tierra en que tú fuiste niño. Si eres capaz de dignificarte ante la infancia, todos

venceremos un poquito.

Cordialmente,

Silvio Rodríguez


Carlos Alberto Montaner: Punto final (14 de abril-2010)

De acuerdo, Silvio. Entiendo tus razones para interrumpir el intercambio de cartas. De lo escrito por ti saco algunas conclusiones positivas. Espero, cuando se acerque la hora de los cambios profundos, que estés entre los que contribuyan a la llegada de la libertad y la democracia.

Poco antes de escribir esta nota final tuve noticias de que otros reformistas, animados por tu ejemplo, quieren hacerse oír y también están dispuestos a escuchar. Ojalá sea cierto. Ése es un buen síntoma y ése es el camino. Va un abrazo cordial en la distancia.

Ojalá pueda dártelo pronto en una Cuba libre.

Carlos Alberto Montaner.

10 abril 2010

Negocio tradicional contra negocio multinivel

El Multinivel es mejor que el Negocio Tradicional. El 98 % de la gente que inicia un negocio empieza sin saber como hacerlo, aprende sobre la marcha. El 50% de los negocios cierran en los primeros 3 años. El 45 % restante cierra antes de 5 años. Solo el 5% tiene éxito.

Tradicional: Requiere mucha inversión.
Multinivel: Requiere mínima. Se inicia con muy poco dinero.

Tradicional: Alto gasto en empleados, problemas con sindicatos, robos, prestaciones sociales, retiros, etc.
Multinivel: No necesita empleados, tienes un equipo. No hay robos, sindicatos, pago de prestaciones, beneficios, planillas, etc.

Tradicional: Es un empresario con muchos vendedores que ganan como empleados.
Multinivel: Es un empresario con un grupo de empresarios asociados que ganan como empresarios.

Tradicional: Abrir sucursales necesita mucho dinero.
Multinivel: Las sucursales no cuestan nada. Puedes abrir muchas y más rápido.

Tradicional: Los gastos de operación son muy caros.
Multinivel: Los gastos de operación son solo telefono y movilidad.

Tradicional: Solo tiene ganancias de menudeo y mayoreo.
Multinivel: Menudeo, mayoreo, regalías (ingreso residual), bonos extras, bonos para automovil, bonos para viajes, premios, aumento en las comisiones, etc.

Tradicional: En tiempos de devaluación o crisis las ventas caen drásticamente y algunos negocios quiebran totalmente. Y aumenta el desempleo.
Multinivel: No quiebran por que no tienen gastos fijos, todos son variables y solo se incurren cuando se vende. Si no vendes, tampoco gastas.

Tradicional: Trabaja al crédito y consignación, eso aumenta la inversión y el riesgo.
Multinivel: Trabaja al contado sin consignaciones, disminuye la inversión y el riesgo.

Tradicional: Tiene un sistema de distribución muy caro. Tiene muchos intermediarios y cada uno toma un buen porcentaje de las ganancias del producto.
Multinivel: No tiene intermediarios: Fabricante directo al distribuidor final.

Tradicional: Gasta mucho en publicidad, TV., radio, revistas, etc. Que es muy cara.
Multinivel: No gasta en publicidad, TV., radio, etc. La publicidad se hace de persona a persona utilizando la fuerza del mercadeo de boca en boca que es el más poderoso.

Tradicional: Gasta en compra o renta, y remodelación de bodegas ó locales comerciales.
Multinivel: No necesita bodegas, ni locales comerciales. Se puede hacer desde tu casa.

Tradicional: Necesita una buena ubicación, para que lleguen los clientes.
Multinivel: No necesita ninguna ubicación.

Tradicional: Necesita muchos permisos y licencias.
Multinivel: No requiere ni permisos, ni licencias.

Tradicional: Tiene mucha competencia. Ya todo esta acaparado ó monopolizado.
Multinivel: Hay muy poca competencia. No hay monopolios.

Tradicional: Nadie te enseña el negocio y conseguir muchos clientes.
Multinivel: Te dan asesoría, capacitaciones, seminarios y entrenamientos, hay miembros del equipo que hacen el trabajo por tí hasta que tu aprendes todo. Los que más ganan le enseñan a los que inician, las posibilidades de éxito son mejores. Esquema Ganar Ganar.

Fabrizzio Garmendia
http://www.consultora-cusco.com/
¿Empresa familiar o familia empresaria?


En el manejo de las empresas de estas características hay diferencias claves en cuanto a directrices, estilos, mecanismos y, sobre todo, protocolos de sucesión.

Las pocas estadísticas disponibles permiten afirmar que la vida de las empresas, en general, no suele ser muy larga. Esto afecta a todo tipo de empresas: familiares y no familiares. Sin embargo, algunos casos de empresas muy conocidas a nivel internacional contradicen esa afirmación: Codorníu, nacida en 1551; General Electric, creada en 1878; editorial Bertelsmann, fundada en 1835; o grupo Ford, nacido en 1903.

De hecho, en los últimos tiempos, aparecen cada vez con mayor profusión datos acerca de la supervivencia de las empresas familiares. Fred Neubauer y Alden G. Lank afirman que sólo entre el 5% y el 15% continúan hasta la tercera generación, siendo gestionadas por la familia fundadora, y el 95% de las empresas familiares no sobreviven a esa tercera generación (Neubauer y Lank, 1998).

En fechas más recientes, destaca el trabajo de Arie de Geus The Living Company, publicado en 2007. De Geus había sido directivo de la Royal Dutch Shell durante más de 30 años, y en aquel libro trataba de descubrir el secreto de la larga vida de Shell. Se preguntaba desde un objetivo amplio qué patrones, valores o factores permiten a las compañías disfrutar de una esperanza de vida larga y provechosa. Su pregunta era: ¿cómo y por qué sobreviven las empresas? La investigación destacó que más del 30% de las compañías que formaban el ranking Fortune 500 en 1970 no existían 13 años después, en 1983. De Geus cifraba la vida media de una empresa entre 30 y 40 años.

No obstante, aunque los datos puedan resultar desanimantes, existen empresas familiares tan exitosas como Wal-Mart (con 1.900.000 empleados y una facturación de US$ 315.000 millones); Ford (364.000 empleados y una facturación de US$ 177.000 millones) y Cargill (84.000 empleados y una facturación de US$ 150.000 millones). Estas empresas permiten entender que, bien llevadas, las empresas familiares producen un gran rendimiento y perviven en el tiempo.

Al margen de su mayor complejidad, ¿qué otros factores explican la fragilidad de las empresas familiares? ¿Qué hace que salgan del control de la familia fundadora o que quiebren normalmente durante la primera generación? La respuesta, que aquí se explica en forma sintética, tiene dos partes que son motivo de análisis de fondo en el libro Guía práctica para Familias Empresarias, de Josemaría Vázquez, a ser publicado próximamente por el IDE Business School. En primer lugar, desaparecen por los mismos motivos que cualquier empresa, sea cual sea su estructura de gestión o de propiedad.

Entre estos motivos se encuentran, la oportunidad de vender a un precio atractivo, la incapacidad de prever los cambios del mercado o de adaptarse a ellos, la insuficiente inversión en investigación y desarrollo, el inadecuado control de los costos, la falta de acceso a capital a un costo asumible, y otras deficiencias en la gestión.

Las empresas familiares también padecen problemas específicos que no afectan a las otras.

En segundo lugar, como era de esperar, las empresas familiares también padecen problemas específicos que no afectan a las otras. Por ejemplo, la incapacidad de encontrar liquidez para crecer, sin diluir la participación de la familia en el capital. Hasta ese momento, la fuente de financiación y crecimiento ha venido por la vía de reinversión de beneficios y control de gastos, pero se dan cuenta de que a este ritmo no pueden enfrentar los nuevos retos.

Otro problema es la confusión de los flujos económicos de la familia y de la empresa. En un principio el fundador tiene una misma fuente de financiación para la empresa y la familia. El dinero que genera la empresa sirve tanto para pagar a los proveedores como el colegio de los hijos, la luz, el agua, el pan, los clientes o la empleada de la casa. El problema se ha agravado porque es más rápido el crecimiento de la familia que el de la empresa, y porque ahora dependen más sueldos familiares de la empresa.

Pensar que por el hecho de ser propietarios se tiene capacidad para dirigir, es otro ejemplo. La propiedad de las acciones se adquiere por compra, herencia, donación, entre otros. Sin embargo, la capacidad de dirigir, tomando como base determinadas cualidades innatas de la persona, se desarrolla mediante la práctica y el estudio. La coincidencia entre propiedad y capacidad de dirección, que suele ser natural en los primeros años de desarrollo de la empresa familiar, cuando el fundador la está sacando adelante, posteriormente ha de ser intencionalmente buscada, lograda y evaluada con frecuencia.

Capacidades directivas. Conforme la empresa se desarrolla, se precisan nuevas, distintas, múltiples y más profundas capacidades directivas. Y así, con el tiempo, se van necesitando nuevas capacidades estratégicas, organizativas, integradoras y de especialidad técnica, entre otras. De la misma manera, conforme pasa el tiempo aparecen distintos tipos de propietarios, accionistas con mayores o menores porcentajes de propiedad, diferentes edades y carreras profesionales, diversos grados de parentesco, etcétera.

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No es difícil comprender que el hecho de poseer la propiedad, hoy o en el futuro, el actual propietario o sus herederos, no es bajo ningún punto de vista una garantía de que esos propietarios posean las capacidades de dirección adecuadas a las nuevas situaciones de la empresa. Sin embargo, a una gran parte de propietarios de empresas familiares les resulta prácticamente imposible aceptar esta realidad y actuar en consecuencia.

Falta de voluntad por parte de la generación anterior para “renunciar” a la propiedad y a la dirección en el momento oportuno. Esto es lo que tradicionalmente se conoce como retrasar innecesariamente la sucesión y es lo que genera el mayor índice de mortalidad. La sucesión directiva y patrimonial es un proceso complejo que debe desarrollarse más o menos 10 años antes del evento, tiempo en el que el fundador debe tomar conciencia de la necesidad de dejar la empresa en manos de sus hijos, aportándoles toda su experiencia y conocimiento sobre la dinámica del negocio y formándolos como los futuros directivos y propietarios.

No obstante, en la mayoría de las empresas familiares, no se forma a los hijos para asumir la sucesión, pues el fundador no lo considera necesario, ya que según su criterio siempre estará en condiciones de manejar la empresa hasta sus últimos días y se comporta como si fuese un ser casi “inmortal”.

Mezclar los lazos de afecto de la familia con los lazos contractuales de la familia. En la familia, el amor entre padres e hijos puede llevar a los primeros a dar, admitir o conceder determinados aspectos en sus hijos que nunca admitirían respecto de los empleados de la empresa. No saben separar los lazos afectivos de los lazos laborales, no saben distinguir entre las relaciones padre-hijo, hermano-hermano y jefe-empleado.

Estamos ante el caso en que el padre hace la “vista gorda” ante las faltas de cumplimiento y responsabilidad del hijo y así, no dice nada si llega tarde, no cumple los encargos en los plazos señalados, realiza una mala negociación, se salta las reglas, abusa de su posición o se extralimita en sus funciones, etcétera. Si esto mismo lo hubiera realizado un empleado no familiar, hubiera sido motivo de despido.

Conflictos sin solución entre la mentalidad de la familia, la del directorio y la de la empresa, e incapacidad de desarrollar estructuras de gobierno que supongan una asignación óptima de funciones a las distintas instituciones u órganos de gobierno.

No es lo mismo. Ahora bien, ¿qué diferencia hay entre una empresa familiar y una familia empresaria? En la primera, la empresa familiar, la asignación de puestos está basada en relaciones e intereses familiares y los puestos directivos están reservados a la familia propietaria; la dirección es subjetiva y carece de método de administración; la toma de decisiones es centralizada, por intuición y las promociones se fundamentan en las relaciones con los jefes y su lealtad hacia ellos; las funciones del personal no están claramente definidas y son ambiguas; no existe un plan de sucesión; se improvisa sin un rumbo fijo y la visión del negocio no está clara.

Por el contrario, al pensar en una familia empresaria estamos hablando de una asignación de puestos basada en las capacidades, donde la familia es una opción más; la dirección es objetiva y racional, con un sistema de administración desarrollado; la toma de decisiones es descentralizada, donde se delega la autoridad y las responsabilidades, basada en la información y donde las promociones se logran debido a un buen desempeño; las funciones de todo el personal están claramente definidas; existe una sucesión conocida por todos los involucrados y existe una planeación estratégica con una visión clara de hacia dónde se quiere ir.

Como se ve, el problema es elegir qué se quiere ser y cómo llegar a formar parte de esas empresas que con gran orgullo forman parte de las familias empresarias centenarias.

Fabrizzio Garmendia

Tips: Invertir en un negocio en marcha. Como elegir un socio?


Este artículo lo haré bajo la visión que usan las empresas de capital angel, las cuales son expertas en este tipo de análisis. El trabajo de estas empresas es encontrar otras empresas con posibilidades de crecimiento, invierten en ellas (comprando acciones), las ponen a trabajar y una vez que crecen venden sus participaciones con una ganancia financiera.

"A la gente se le hace fácil decir que abrirá un restaurante, porque podría ofrecer una comida que nadie más tiene" o "una peluquería porque ofrecerá un servicio distinto". Pero en realidad, las empresas de angeles tienen que fijarse en otras cosas y una de las más importantes es el equipo. Para eso, hay que analizar lo siguiente:


  1. La empresa debe estar en un mercado con capacidad de crecimiento. Puede ser que esté en un sector en crecimiento, o que la empresa haga las cosas mejor que sus competidores y les quite participación de mercado.

  2. Hay que entender cómo funciona la industria en la que se pondrá o adquirirá el negocio. Recurre a fuentes como, estadisticas, economistas, bancos, gente experimentada, etc.

  3. Habla con la gente que está en la misma actividad. Pregunta a competidores, clientes y proveedores, para buscar los factores claves del éxito.

  4. Estudia bien al equipo gerencial. Es fundamental asociarse con el equipo correcto. 

  5. Asegúrate de que el equipo sea honorable. No se puede hacer negocios con alguien que te cayó bien en una carne asada el domingo. En Perú públicamente nadie habla mal de nadie, pero los contactos cercanos sí te dirán si alguien es realmente honesto.

  6. Fíjate en la química. Cuando estás por entrar a una empresa con un equipo, mira qué ha hecho y en la interacción notamos si hay química o no. Comparte tus ideas y escucha las de ellos, eso te hará ver si están en la misma sintonía y si tienen ma misma visión.

  7. Analiza la solidez. Muchos negocios suenan bien, pero no generan ventas, utilidades o un flujo de efectivo. Una parte importante del análisis es validar que la compañía puede crecer y generar flujo de caja.

  8. Busca cómo evoluciona el negocio en el tiempo. Puede ser que en Perú tenga márgenes altos, pero no tanto si los comparamos con otros países.

  9. Pregúntate esto: ¿la empresa puede mejorar si se cambia la manera en que opera? La idea de entrar a un negocio es que puedes llevarlo más lejos de lo que ha llegado. ¿Qué estrategia tendrías para que eso suceda?
Fabrizzio Garmendia
http://www.consultora-cusco.com/

03 abril 2010

Buscando una carrera en redes de mercadeo?
Cuales son las mejores compañias con las cuales uno puede trabajar?
Donde puedes hacer dinero -rápido- en el 2010?

Business For Home hizo una lista de las Top 20 compañias, basados en el ranking de Top ganadores en MLM, Liderazgo, Crecimiento, Ingresos, Convenciones y entrevistas con los VIP's de las compañias de MLM.

Es esta la última verdad? No, ya que existen miles de oportunidades en el mundo de las redes de mercadeo y esta es solo una una lista, aunque de todas maneras las empresas listadas tienen algo especial... Lo invitamos a hacer su propia investigación y ampliar sus conocimientos acerca de estas compañías.

La lista está hecha en orden alfabetico. La lista incluye al final si ya la compañia está en Perú. Del total de 20 empresas tan solo 5 están en Perú. Lo que ocurre es que aún Perú no es un mercado muy atractivo por su volumen o tamaño de la población y tambien por su PBI per capita que ahora tan solo bordea los $6500 en promedio. Las grandes compañias prefieren primero entrar a los grandes mercados latinoamericanos como Brasil, Argentina, Colombia, etc.